«Estoy hinchada, estoy hinchada…»

   Esa es la única frase que sale de mi boca desde hace al menos quince días. Uy, ¿y porqué será?
   Pues no sé hija, a lo mejor por la hartada de pava rellena y embutidos que te pegaste en Navidad.     Que algo tendría que ver con que la falda que horas antes te habías puesto, no había manera de llevarla encima sin reventarla horas después. Es más, no te la has podido volver a poner, ni saltando.
   O a lo mejor las docenas de tabletas de Suchard. Que mira que leíste un post con la cantidad de calorías que contenían (casi 1200), pero ¿cuándo me han preocupado a mí esas cosas? Total, no me gustan los dulces navideños, así que si hacemos un rápido cálculo matemático entre polvorones, cortadillos, turrones y tortas varias, una tableta equivaldría a uno de cada, ¿no?
   Y ya que nos ponemos, nadie te obligó a zamparte el roscón de 800 gramos relleno, nadie. Eso sí, te ha tocado el premio, qué suerte la tuya, aunque de probabilidades ibas bien servida.
   Y entonces, de la creadora de «ese roscón como mola me lo como todo sola», llegó la Palmera de chocolate giant size xxxxxl de Carrefour.
   «Yo no digo nada», me dice mi costilla cuando la meto en el carro de la compra, «no esperaba menos de tí» apuntilla con una sonrisa inquietante.
   Pero es que he pasado por el lado y me miraba, con ojillos, y me susurraba. Es para cuando acabe el roscón…MENTIRA. ¡A PARES! Me lo he comido todo a pares.
   Y anoche cumpleaños Mariachi con la de cinco y pico. En McDonald’s. Si es que así no se puede.
   Diossssss…….
  Ayer por la mañana, antes de llevar a las fieras al colegio, trataba de buscar un saco donde embutirme. 
   Del estoy hinchada he pasado al «salgo rodando, salgo rodando»
   Exagerada me diréis. Para los que no me conocéis físicamente, no soy gran cosa. Siempre he sido de constitución delgada, hasta que fui madre, tres veces, en cuatro años. A ver, esto no hay constitución que lo soporte, esto y comer mal y no hacer nada de ejercicio, y la ansiedad, y….
   El momento apoteósico llegó con la de cinco y pico. Al año de tenerla me preguntaron si esperaba otro niño, tal que así. Y por primera vez en mi vida me puse a dieta. Pero no ha sido hasta este año que he vuelto a mi ser. 
   A mí me da igual cinco kilos más o menos. El caso es que 100 gramos que cojo se van ahí, a cadera, pandera, culete, pompis, pistoleras…
   Porque la naturaleza, dicen que es sabia, y una leche, tuvo a bien hacerme forma de pera, y todo todo rebosa por ahí.
   Y, aunque sabes que la cosa no pinta bien porque volvemos a llevar pantalones desabrochados, que tu costilla te diga a las 7 de la mañana «si has cogido unos kilitos, sí» no está bien. No.
   Maridos, esposos, amigos y amantes. NUNCA, nunca, le digáis a una mujer que ha cogido unos kilitos, ni «no estás tan mal», ni «no te queda bien». NUNCA.
   Así que, me voy a buscar los menús del Natur House, Ascazo total.
   Bienvenido 2015. Ni operación roscón, ni operación bikini. Comienza la operación «loncheo»

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