Un barrio de Madrid, con un intercambiador de Autobuses urbanos, Metro y Metro ligero, con un índice de población muy elevado, un colegio  y una afluencia de coches desmesurada.
La previsión del Ayuntamiento al destinar plazas de aparcamiento no fueron muy acertadas, ya que no acabaron de calcular bien la inmensa cantidad de vehículos que cada día son estacionados en la zona por trabajadores que van a hacer uso del transporte público.
Y este es el resultado
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Para los vecinos es el pan nuestro de cada día.
Ahora imagina si vas con niños de la mano al colegio, sin poder utilizar el lugar en la acera que te corresponde, obligándote a caminar por la calzada, con, muchas veces coches detrás tuya metiendo presión porque están desesperados por aparcar.
Ahora imagina más concretamente que vas con carrito de bebé, algo más peligroso todavía.
Ahora imagina más aún que vas con silla de ruedas, y ahí sí que rizamos el rizo.
Nos encontramos entonces con un doble problema: uno de infraestructuras y otro de urbanidad por el poco civismo de nosotros mismos.
No hace falta dedicarse a pasear por la ciudad para localizar errores, aceras, paseos de peatones ilógicos y mal diseñados.
¡Ay! Cómo se nos llena la boca con las «ciudades accesibles»
Solo hace falta darse la vuelta por el barrio, el que sea, en el que vivas, el que más te guste, y prestar atención.
Apenas recorriendo un par de calles, unos 50 metros, me encuentro con este espectáculo a diario…
Aceras que desaparecen
   Caminos de acceso sin pasos peatonales, con bordillos
Farolas «estratégicamente» colocadas en medio de la acera, ahí, con un par…(doy fe de que un carro Bugaboo no cabe, ni te cuento uno gemelar o una silla adaptada)
Semáforos peatonales que cambian en 15 segundos, poniéndose en rojo antes de poder alcanzar el otro lado del cruce y con bordillo en la mediana, aunque no se aprecie muy bien en la foto. Digo yo que has de tener una habilidad para levantar la silla y hacer cabriolas digna de participar en el circo del Sol.
Y mi preferida, la acera fantasma
Poco más puedo añadir, hay imágenes que hablan por sí solas.
Puedo entender que no haya partidas presupuestarias, que si la crisis, que si se necesita invertir en otras obras de carácter más urgente.
Pero sí puedo afirmar y denunciar que hay calles que son un auténtico calvario para personas con movilidad reducida o madres con cochecito, por no haber alternativas de paso y tener que sufrir lo suyo, arriesgándose a ser atropelladas (y no exagero, que en más de una ocasión me he llevado un buen susto) o tener un serio percance.
Y también puedo aprovechar para clamar por ese civismo y esas normas de urbanidad que parece ser cada vez escasean más: esos conductores que aparcan en aceras o zonas reservadas para discapacitados. Ójala nunca tengan que hacer uso de ellas, pero, dado que la administración no pocas veces mete la pata, podíamos intentar no ponernos zancadillas, y tratar de facilitar la vida a otros que ya de por sí la tienen más complicada que nosotros.
¿No lo crees?
¿Te animas a compartir tu foto más ilógica?