Ya sabéis que en mi vida además de mis tres hijos y mi marido hay un quinto compañero, compañera para ser exactos, enorme y peluda. Sí, hablo de mi yegua-perra, Kiara, un Labrador mestizo de color canela que trata de ser un perrito faldero pero con casi 40 kilos, lo que viene acompañado de situaciones dignas de películas Disney.
 

A Rodrigo de siempre le han gustado los perretes. De siempre. Era un bebé y se giraba, quería acercarse, les gritaba, así que en nuestra mente rondaba el tema de si hacernos o no con un compañero para él, aunque nunca nos decidíamos porque realmente no teníamos tiempo para hacernos cargo.
Pero hace tres años llegó una de esas casualidades…una amiga de mi madre había tenido una camada, no sabía qué hacer con los cachorros y no pudimos resistirnos.
 

Y sí, instintivamente ha jugado un gran papel con nuestro hijo, un elemento importantísimo en el desarrollo de diversas áreas de Rodri y un complemento a las terapias indiscutible:

– El sacarla se convirtió en un hábito y una rutina para la cual anticipaba todos lo pasos: ropa, correa, llaves…
– Hacía ejercicio y mucho.
– Se trabajó la fuerza dirigida tratando de sostener la cuerda de manera gradual y las caricias, que pasaron de ser puñetazos y palmotadas muy fuertes, se convirtieron en caricias suaves y lentas.
– Aprendió a trabajar la espera, los tiempos para darle recompensas.
– Trabajamos motricidad fina cogiendo pedazos de chucherias o galletas para perro mientras ella aprendía determinadas órdenes verbales.
– Fue un detonante de expresión verbal: ATA, ATA, ATA…que fuimos reforzando hasta consolidar.

En fin, y muchas más.
 

Cuando quise tratar el tema de los perros y los niños con necesidades, quien me vino a la mente fue Etolia Etología, porque me pareció que podían ayudarme a informar de la manera más clara y sobre todo con conocimiento de causa por su experiencia, además de ser estupendas. María enseguida accedió y su otra mitad, Rosana, la experta en estos temas, fue la que me hizo este maravilloso regalo aún estando ocupadísima y sacando tiempo de donde no lo hay.
Mil gracias chicas, porque habéis sido más que generosas…
Os dejo con este maravilloso y completísimo artículo.
 

UN PERRO…TU VIDA. El perro de terapia.

«Quizás el título del artículo suene un poco sensacionalista, y seguramente lo sea, pero tendríamos que ponernos en la piel de aquellas personas para las que los perros no solo cumplen una función de compañía, es decir, una función social en esta vida ajetreada y casi sin tiempo para establecer relaciones. Aquellas personas que realmente necesitan algo más que no les puede aportar un fármaco, ni una cirugía, ni tan siquiera a veces un familiar; que no se van a curar porque a la medicina no le da tiempo de avanzar en tan poco tiempo como dura una sola vida.
En esa piel seguro que sentiríamos diferente y en esa piel el título de este artículo se quedaría corto. Porque solo tendríamos que observar un corto periodo de tiempo a esa persona en la compañía de un perro para comprender y percibir lo que significa en su vida.
…Y lo que significa es vida.
 

Con esta introducción pretendo que podáis entender lo que se siente cuando ves a un perro acompañando a unos viejecitos en un geriátrico, a personas con parálisis cerebral, a mujeres maltratadas o a niños con déficits del espectro autista o cáncer, por poner solo algunos ejemplos de las muchas patologías y situaciones especiales en las que pueden representar una ayuda vital.
 

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Los niños con necesidades especiales o afectados con algunas patologías son uno de los colectivos más beneficiados por esta ayuda.
Un 94% de niños declara que se siente mejor con un animal de compañía cerca, un 75% de niños se identifica más con un perro que con un gato, un 80% renunciaría a un juguete para que su mascota tuviera uno y un 75% se levantarían temprano para sacarlo a pasear, alrededor de 1 de cada 2 niños modificaría sus vacaciones para acomodarlas a las necesidades de su animal y renunciaría a estar con sus amigos para estar con su animal de compañía, prácticamente el 100% de los niños encuestados cree que la compañía es el principal beneficio de convivir con mascotas, y un 92% afirma que los animales aportan cariño a las personas. (Fatjó y Calvo, 2015, p. 2, 3, 7 y 8)
 

Los perros que realizan tareas beneficiosas al ser humano se consideran perros de trabajo o de utilidad. Y aunque bajo nuestro punto de vista todos los animales de compañía desempeñan una labor de utilidad, los perros que se utilizan para estas labores especiales deben ser cuidadosamente seleccionados, entrenados, supervisados y valorados de una manera constante, ya que de ello depende que cumplan adecuadamente su importante función y que se mantenga su bienestar.
 

Y esto es así porque hasta la última década, nuestra principal preocupación había sido que el perro cumpliera con su función lo más eficazmente posible, por lo que nos preocupábamos por aspectos como la genética, la cría y el entrenamiento. Pero actualmente se valora y se tiene muy en cuenta el bienestar de estos y otros animales domésticos, ya que debido al trabajo que realizan pueden sufrir estrés, miedo o dolor. Se deben respetar sus libertades y necesidades, ya que dedican su vida al trabajo en beneficio del ser humano, además de que de su bienestar depende que desempeñen su trabajo con motivación y sin la existencia de asociaciones o emociones negativas. Esto es más importante aun cuando el objetivo son niños con necesidades especiales. El perro no debe ver en el niño y en el trabajo una amenaza, de otra manera no estaríamos cumpliendo los objetivos principales de su utilización como parte de una terapia.
 

Un perro de terapia no tiene por qué pertenecer a una raza o a un sexo determinado. De hecho, un perro cruzado de un refugio podría ser un excelente candidato, siempre y cuando se tengan en cuenta las características tanto del programa terapéutico o educativo al que va a ser destinado como del individuo canino en cuestión y el entrenamiento y control al que debe ser sometido.

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En principio, el animal debería estar exento de patologías físicas o conductuales que le imposibiliten el trabajo y sus características de temperamento deberían acercarse lo más posible al equilibrio, sin rasgos extremos como una elevada excitabilidad, miedo, actitud defensiva, impulsividad o falta de control de las emociones. Serían además cualidades deseables una alta capacidad de aprendizaje y concentración, tolerancia a la frustración, temple y sociabilidad.
Pero no nos entendáis mal, no se requiere el perro perfecto, solamente adecuado a la tarea que va a desempeñar y al individuo que va acompañar. A lo mejor el perro ideal para trabajar con un niño con un trastorno del espectro autista podría ser discapacitado físico. ¿Un perrito con 3 patas o con un carrito? ¿Por qué no? De esta manera podemos así favorecer la adopción, cumpliendo entonces un doble objetivo. Siempre que exista uno o varios especialistas que seleccionen, valoren y preparen al individuo antes, durante y después no habrá problema.
 

Es imprescindible por tanto la intervención en este proceso de un veterinario especialista en medicina del comportamiento que utilice los tests, métodos y marcadores de selección y de evaluación adecuados para el análisis del temperamento del individuo, ya que de no hacerlo así podría afectar al bienestar del animal y del niño implicado en la terapia, llevando a una actuación muy poco profesional y dañina.
 

Las fases del proceso de la asignación de un perro para un programa de terapia determinado serían:

· Selección del candidato adecuado: utilizando la predisposición de algunos individuos o razas, los tests de análisis físicos y conductuales y conociendo el perfil de la persona y el trabajo al que va a ser destinado.
· Periodo de entrenamiento: aprendizaje inicial (mediante técnicas basadas en el refuerzo positivo) al que el perro debe ser sometido para las tareas que va a realizar con la persona, evaluación del aprendizaje y mantenimiento del mismo durante el tiempo que dure su vida como perro de utilidad. Durante este periodo se valorará la influencia del entrenamiento en el individuo detectando posibles signos de afectación en su bienestar (físicos o psíquicos).
· Seguimiento del individuo: como hemos citado arriba, el asesoramiento de estos perros debe ser continuado. No se trata de entrenar un perro y olvidarse, sino que se deben evaluar constantemente factores que afectan a su bienestar como el entorno de trabajo y de descanso, los estímulos a los que se encuentra sometido, el tiempo que duran la sesiones, el enriquecimiento ambiental, el vínculo con el usuario y con el propietario o guía.
· Jubilación: la edad a la que el perro deje de trabajar va a depender de su estado físico y psicológico y de los requerimientos de la tarea que desempeña. Por tanto no habrá una edad específica, sino que deberá ser valorada en función de cada caso particular. Además, estos perros deben seguir siendo evaluados en esta etapa para que se siga manteniendo su bienestar.

 

Por otro lado, no queremos que se entienda erróneamente que todas las patologías mejoran con un perro o que cualquier perro vale para cualquier tarea, más bien todo lo contrario. Cada situación particular debe ser valorada individualmente y considerar la mejor terapia al alcance en cada caso por el especialista adecuado.
 

Con esto esperamos haberte transmitido la importancia de los animales de compañía y de utilidad para las personas con y sin necesidades especiales, el valor que tienen en algunas patologías y situaciones del ser humano y la necesidad de seleccionarlos, cuidarlos y evaluarlos constantemente mediante un proceso similar al expuesto y con la intervención de especialistas.»
Rosana Álvarez y María Garrido.
Etolia· Etología veterinaria.
www.etologiaveterinaria.net
 

Mil gracias por haberme cedido un ratito-
Es impresionante lo que los animales pueden hacer por las personas en determinadas situaciones, ¿verdad? Cómo no sólo son una maravillosa comparía, sino que pueden ser los mejores terapeutas.
Así que si os véis en la necesidad ya sabéis, lanzaos a adoptar uno y tened en cuenta las recomendaciones que nos han hecho María y Rosana porque puede convertirse en un aliado perfecto, en un salvavidas.
Os dejo un pequeño video de Kiara el día que llegó a casa y su encuentro con el pequeño de la familia. Amor puro.