Vacaciones-trimaternidad-supervivencia-blog-humorCuaderno de Bitácoras. Día 5 (26/06/2017)
Las 5 menos algo. Da igual ese menos. La cosa es que el toque de diana es a las cinco de la madrugada. Ya sabía yo que lo de ayer era una treta, una estratagema para hacerme creer que el cambio llegaba. Todo forma parte de un plan perfectamente elaborado. Lo sé. Lo huelo.

Una servidora se arrastra por las esquinas. El mayor ha dado noche regulera: vuelve a estar con problemas intestinales y los gritos de dolor son insufribles, pobre él y pobre de mí.
Y encima el padre se va a Madrid, hasta mañana. Es poco más de un día pero ya os lo adelanto: esas horas se van a multiplicar, en bucle, ad infinitum.
Como a las 8 de la mañana ya me tienen loca de remate, y, tras sacar a la perra percherona a la calle, sólo se me ocurre -¿por qué no?- limpiar el otro cuarto de baño. Así, sin piedad, con energía…«antes de que entre el calor». Y un mojón de pato. A la media hora estoy derritiéndome, al baño María. Me planto el bikini, eso sí, y las perlas en las orejas. Que ser limpia y apañada no es incompatible con el divinismo, faltaría más.
Tocan el timbre. 8’30 de la mañana. Ay Dios, y yo casi en tetas. Me pongo un poncho de esos de playa. El butano, ¡BIEN!
Sigo a lo mío.
Perfecto, y ahora, voy a descansar. Y, conforme entro al salón y veo la que tienen liada, prefiero cerrar la puerta, retroceder sobre mis pasos sigilosamente hacia mi dormitorio y acabar lo que hace unos días había comenzado junto a mi marido: el arreglo de armarios.
Cuatro semanas. Cuatro semanas lleva una caja con ropa de invierno, de esas que usas para cambios de estación que mi santo simplemente usa para coger y dejar al día. «Qué práctica es. Cojo una camiseta y la voy reemplazando»: Una caja de 50 X50 en medio del dormitorio. Con un par.

Esto me viene al pelo

Pues ala, más doblado vertical, venga lavemos las cortinas, va y ya puestos voy a mover el canapé…Y «Oh mama, oh mama»
esa comunidad de pelusas que se han convertido en civilización con pensamiento autónomo propio me abrazan los pies al grito de
Que no, que no es que sea una guarrilla. Es que el canapé no llega al suelo, sino que existe un hueco -estratégicamente absurdo- de un dedo, lo justo para que se cuele todo lo colable, que la aspiradora no succione, ni la escoba llegue. Si a eso sumamos que la perra-yegua duerme en la habitación pegadita al lado de mi marido, y suelta pelo (la perra, no él) para rellenar un cojín al día…pues ahí lo tienes.

Hora de la comida y siesta
Tururú,
Nadie quiere siesta.
Ah sí, perdón, a las cinco y media, que dicen que tienen sueño.
Pues mira tú, aquí no duerme nadie ya porque lo digo yo.

– ¿Pero por qué mamá?
– Por qué lo digo yo. Y punto.

A las 9 de la noche estoy ya con mis riñones que me miran mal.

Me asomo al salón…Mmmm…Mejor me retiro sabiamente y sigilosamente para llenar la bañera.
No hay nada mejor que un baño relajante ahora que no me escuchan ni ven. Apago el grifo y a los tres nanosegundos los tengo a todos quitándose la ropa. ¿Cómo pueden ser tan rápidos y tener ese oído tan agudo para unas cosas y ser tan sordos y lentos para otras? Misterios de la maternidad…
Les dejo en la bañera y me pongo a preparar cenas.

Miento.

Un san jacobo ultracongelado para el pequeño y leche para todos. Lo siento Basulto.
Retomo el correo, al fin, tras un largo día y no es hasta que aparece una gritando «mamiii…estoy muy arrugada, ¿qué me va a pasar?» que no me percato de que me he quedado traspuesta. Un poquitín.,

– Bueno, tranquila. Lo peor que te puede pasar es que se te caiga la piel a cachos.
– ¿QUEEEE?
– Nada hija, nada

A lo tonto son las diez.
Nadie quiere dormir.
Yo Sí, ¿por qué ellos no?

– Puedo dormir en tu cama que está más fresquita?
– Claro hija

– ¿Y mi hermana?
– Durmiendo en mi habitación
– ¿Puedes dormir conmigo? Es que me da miedo estar solo
– Voy

– Ataaaa
– Tu a dormir también

– Mamá, ¿vienes conmigo?
– Espera que se duerma tu hermano

Llegas a tu cama y una niña de 8 años ocupa todo un colchón de manera transversal. te vuelves a la suya. Porca miseria.

– Mamá…puedes dormir en la mía?
– Sí hijo
– Ay, me he hecho pis
– Ya lo he notado

A las 4 comienza a llorar el mayor. Se encuentra mal.
Ya estamos a día 6…

NOTA: la gaviota gris ha vuelto.

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