A lo largo de este largo camino de maternidad diversa  me he encontrado con todo tipo de actitudes y reacciones por parte de la gente.
Es normal. No es una situación «habitual» -a no ser que convivas con ello- ver una madre lidiando con un niño que tiene crisis, realiza conductas desadaptativas o conocer que tiene un hijo con discapacidad.
No todo el mundo sabe qué hacer, cómo responder, cómo actuar…No es nada reprochable, es entendible.
En ocasiones se me acercan y me preguntan sobre Rodrigo o sobre mi estado de ánimo. Y lo agradezco, ¡ya lo creo!, porque me da la oportunidad de explicar, de compartir mi punto de vista, mi experiencia.

Puedo visibilizar y hacer un speech reivindicativo y de concienciación. Así que sí, si me ves puedes acercarte y preguntarme.

Pero. Siempre hay peros…

 

Las personas, muchas veces movidas por estereotipos, falta de información, actitudes de pena, de simpatía mal entendida…puede llegar a hacerte comentarios, darte lecciones, consejos muy poco afortunados que no hemos pedido, que no nos reconfortan y que lejos de animarnos nos incomodan. Esto es significativo de todo el trabajo de información que aún queda por hacer.
Así que, estas son algunas de las 10 cosas, esas frases que como madre de un niño con Autismo severo no me gusta oír:

 

1.Tu hijo es una bendición, un regalo divino
2. Si te ha tocado a ti es porque puedes con ello.
3. No te preocupes, es muy pequeño. Ya mejorará, yo conozco casos que se han curado.
4. Bueno, no te quejes. Los hay que están peor.
5. Se comporta así porque le falta disciplina.
6. Estos niños son muy inteligentes
7. No ha avanzado más porque no habéis encontrado la terapia adecuada.
8. Ya hablará, yo conozco casos que…
9. Pues no se le nota
10. Pobrecito, lo siento.

 

Ni es una regalo, como compartía hace unos días en el post «El Autismo no es una bendición», ni me ha elegido a mí, ni se curará…

Las familias gastamos hasta la última unidad de energía en buscar terapias, tratamientos, recursos, incluso fuera de nuestras posibilidades con tal de encontrar aquél que mejor se adecúe a las necesidades de nuestros hijos. Es algo que nos quita el sueño y es algo por lo que luchamos hasta la extenuación. No ayuda, nada, culpabilizarnos aunque sea de manera indirecta y seguro que no intencionada. Porque dos niños con el mismo diagnóstico no tienen porqué seguir las mismas terapias ya que cada caso es único.En fin…sirva este alegato para invitaros a preguntar sin miedo, sin condescendencia.

Es necesaria una sociedad informada, que comprenda y pierda el miedo. Y los que somos padres tendremos en nosotros el mejor ejemplo de aceptación de la diversidad posible para transmitir a nuestros hijos.

(Leer: «10 cosas que como madre de un niño con Autismo puedes decirme»

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