Rodrigo presenta numerosas alteraciones de procesamiento sensorial que acompañan a su Autismo. La hipersensibilidad visual es una de ellas. Cada vez nos resulta más difícil salir a la calle con él, más que nada porque vivimos en sociedad y hay gente caminando por ella. Y ese es el problema, o más bien la acumulación o proximidad de ésta al espacio personal que él tiene delimitado.

No tiene ningún problema a nivel fisiológico más allá quizás de algo de hipermetropía que ni siquiera requiere el uso de gafas, salvando las dificultades que implican su valoración, por supuesto.

Rodrigo ve bien, siempre lo ha hecho. Su problema va más allá de la ruta visual, ya que se genera a nivel cerebral donde procesa esa información que recoge del entorno de manera incorrecta. Si tenemos en cuenta que casi un 80% de los estímulos que recibimos llegan a través de la vista, y si además estos los interpretamos de manera errónea, imaginad la distorsión, el estrés al que puede estar sometido.

Esto se demuestra en el día a día, cuando presta atención a detalles a priori insignificantes para nosotros, y descuida otros que sí lo son. Se fija en un hilo que cuelga de la mesa pero no ve el bordillo que tiene delante porque no lo ha percibido bien o no ha calculado la distancia. De ahí que se caiga con muchísima frecuencia.

En Ocupatea hacen un resumen fantástico de indicadores de hipo e hipersensibilidad visual:

Pueden darse signos de hipersensibilidad visual:
  • Se puede sentir abrumado ante colores o luces brillantes o ante el movimiento de los demás a su alrededor.
  • Puede tener dificultades para concentrarse en las tareas, por distraerse ante estímulos visuales que pueden resultarle llamativos.
  • Evita participar en actividades grupales donde hay movimiento.
  • Se asusta de los objetos o las personas en movimiento.
  • Puede parecer torpe, al no ser consciente de los objetos o de las distancias.
  • Evita las luces brillantes o la luz solar.
  • Evita el contacto visual directo.
  • Se cubre los ojos, los entrecierra o se los frota, incluso le puede doler la cabeza.
  • Le gusta la oscuridad.
O pueden darse signos de hiposensibilidad visual:
  • Se queda mirando fijamente un punto durante períodos largos de tiempo.
  • Se queda mirando luces brillantes o al sol.
  • Se confunde en las tareas visuales y pierde el interés.
  • Dificultades con las relaciones espaciales.
  • Dificultades en tareas académicas o cognitivas como hacer puzzles, buscar diferencias, etc
  • Puede confundir letras, formas o colores que son similares.
  • Parece que no nota que personas u objetos entran o salen de su campo visual.
  • Busca estimulación visual, con objetos que giran, patrones, etc.
  • Frecuentemente se pierde del renglón que iba leyendo o de dónde estaba apuntando desde la pizarra.
  • Examina objetos minuciosamente.
Hipersensibilidad visual

Rodrigo apoyando la cara en mí para no tener contacto con «el exterior».

Los trastornos del procesamiento sensorial (TPS) implican que las personas que los sufren experimenten  demasiada o insuficiente estimulación a través de estos sentidos o tener dificultad para integrar la información sensorial, creando enormes problemas en su vida cotidiana. Hace unos meses os contaba la historia de Adriana, una pequeña con Autismo, TDAH y TPS.

Hemos trabajado el área sensorial desde que Rodrigo era un bebé, y hemos alcanzado logros que pensábamos eran quimeras. Os lo prometo. Pero su desorganización es tal que es un trabajo que no cesa, y cuando parece que un área más o menos «funciona» de manera adaptativa de pronto otra salta como un resorte dando la voz de alarma.

El tema sonidos lo solventamos y ahora nos enfrentamos a un estrés visual que lo deja aturdido, irritado y le invita a encerrarse (literalmente) tapándose los ojos y encogiéndose.

Además, por si fuera poco, en ocasiones experimenta respuestas mixtas de hipo e hipersensibilidad, con la complejidad que eso implica a nivel de terapias.  Un ejemplo, cuando busca estimulación en elementos como el tambor de la lavadora, o juguetes que ruedan y ruedan.

Tratamos de anticipar siempre y explicar que vamos a encontrarnos gente por la calle, lo acercamos a nosotros, respetamos sus tiempos cuando se para, cambiamos de acera, reducimos el ritmo del paso (o lo aceleramos)…todo con tal de evitar momentos de crisis que le generan angustia y acaban con él en el suelo o gritando.

Es muy complicado realizar actividades fuera de casa en estos momentos. ¿Dónde no vas a encontrar gente?¿Buscamos una montaña alejada y elevada?¿Un camino desierto?

Tenemos que «forzar» un poco algunas situaciones, breves que implican cruzar por determinados espacios o entrar en ciertos lugares a sabiendas que después la estimulación que se le ofrece es suficientemente atractiva para olvidarse de la gente, pero son pocas y escasas situaciones.

Hoy por hoy hacemos cosas por separado, en su mayoría, pero a sabiendas que, si hubo temporadas en las que conseguimos superarlos y lograr cierta «normalidad» en el ocio volveremos a conseguirlo.