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Vane no ha cambiado.

Y una vez más, permitidme aportar mi granito de arena a este blog. 

Esta vez para dejar claro, que a pesar de lo que se dice por ahí, los premios no han cambiado para nada a Vane. Para nada. Vane, o como tengo que llamarla ahora, “oh bloguera”, no ha cambiado para nada. Para nada. 
Y lo digo porque quiero, que no me ha obligado, no. Que me sale de dentro. Que si estoy a las 02:30 de la mañana escribiendo esto con ella a mi lado es porque es algo que me gusta. De verdad. 
Que además, desde que tengo que dormir en el sofá ya no duermo tantas horas, y aprovecho mejor el tiempo. Y lo hago no porque ella tenga que dormir con los premios en la cama. Que es que tengo la espalda mal. 

Que es posible que no entienda porqué lleva las gafas de sol siempre. O porqué tenemos que llevar los premios a todos los lados. Pero ya me ha dicho que son cosas de blogueros, que yo no puedo entenderlo… y sinceramente, no me atrevo a decir nada en contra. 

Y que si ya no puedo ir a su lado por la calle, es por si pasamos por sitios estrechos, no porque no sea digno. De verdad. 

Y que si hemos cambiado toda la decoración de la casa para que sólo se vean los premios es porque las fotos de nuestra boda ya estaban muy vistas. Y las fotos con sus premios están mucho mejor que las fotos con nuestros amigos y de mi familia. TODAS las fotos de sus premios. En casa, en la calle, en el supermercado, lavándose los dientes, planchando (no eso no, que dice que ya no puede hacer eso, que está llamada a mayores glorias), etc. 

Bitácoras-divinismo-bloguera-haciendo el boboComo os decía, no ha cambiado. Si hoy he vuelto empapado con la lluvia no ha sido porque tenga que llevar mi paraguas protegiendo siempre los premios. Es sólo que hacía mucho viento. 

Es igual de generosa que siempre. Ayer pude coger los trofeos un rato. Y no como siempre, para limpiarlos o sacar lustre, sólo porque quiso. Así, con naturalidad “cógelos y aprende” me dijo, con generosidad, o como dice ahora, con magnanimidad

Nunca hemos sido muy de llamarnos cariño o cosas así. Y por tanto tener que llamarla “Oh ganadora”, u “oh maestra” tampoco me cuesta tanto. Y que me llame «eh tú», o «el marido de» sé que es algo cariñoso. 

Sí, es cierto que echo de menos a Brisa (¿os acordáis de Brisa?), pero seguro que está en un sitio mejor… y sí, que sé que los pelos podían ser malos para los premios… 

En fin, acabo ya. De verdad que Vane no ha cambiado, dejad de decidlo. Por favor, no más… que luego lo pago yo. 
Pdt. Siento haber tardado tanto en aclarar estos puntos, pero entre medir cada hora la estantería donde están los premios para comprobar que no se están cayendo, y entre moviendo las cortinas para asegurar que tienen suficiente luz para destacar, pero no directa para que no se estropeen, es que no me da. El día no me da. 
Pdt. 2. Ya no hay más premios, ¿verdad? O sea, se han acabado, ¿no? Por favor, ninguno más.

…por favor, más no.

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¿Te gusta la pose así, cariño,?

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